Lectura 3
Lee con atención el texto y responde a las preguntas.
Y mientras se preguntaban qué dirección tomar, escucharon una especie de bramido, o rugido, o aullido, o una mezcla de las tres cosas. Aquel ruido procedía del fondo del precipicio y, sin duda, las enormes paredes rocosas lo acrecentaban aún más, consiguiendo un efecto aterrador.
Los tres retrocedieron asustados, pues pensaban que la misma tierra se iba a esquebrajar bajo sus pies. Pero no habían terminado de sobreponerse cuando vieron asomar por el borde del precipicio una cabeza enorme, tan grande como diez cabezas juntas de hipopótamos. Su boca, que iba de oreja a oreja, parecía una prolongación de aquel abismo, estrecha y larga, sin fondo. A la cabeza le siguió un cuello muy largo, recubierto de escamas que parecían estar labradas 1 en piedra. Y al cuello, un tronco interminable, del que sobresalían cuatro patas cortas y robustas. Y al tronco, una cola inmensa, que iba estrechándose poco a poco.
Aquel extraño ser, o aquel bicharraco gigantesco, salió del precipicio con facilidad, a pesar de su enorme tamaño y a pesar, como se deducía, de haber escalado una pared rocosa y vertical. Se les quedó mirando con sus ojos enormes y oscuros. De pronto, se contrajo violentamente sobre sí mismo, como si le hubiese sobrevenido un dolor. A continuación, se irguió al máximo sobre sus patas, estiró todo su cuerpo y levantó la cabeza cuanto pudo. Luego abrió la boca como si tuviese necesidad de expulsar algo y, al momento, salió de su garganta una bola de fuego que, tras permanecer unos segundos suspendida en el aire, se extinguió.
—Tendréis que perdonarme —dijo aquel ser, apuntando una sonrisa en su humeante bocaza—.
Pero es que últimamente tengo malas digestiones.
Si hubiese querido devorarlos ya podía haberlo hecho varias veces. Sin embargo, su actitud no era agresiva, ni mucho menos. A pesar de su aspecto, parecía un tipo educado, que incluso se disculpaba por aquel inoportuno regüeldo 2 de fuego.
—¿Quién eres y qué quieres? —le preguntó directamente Demetrio.
—Aunque esa pregunta debería hacerla yo, responderé: soy un dragón.
Creo que por mi aspecto resulta evidente. Pero os daré algunos datos técnicos y científicos.
Hablaba de manera pausada, recreándose en las palabras, con una dicción muy clara. Parecía un dragón refinado y hasta un poco redicho.
—Por mi forma, soy uno de esos dragones que se asemeja un poco a los reptiles, pero que conste que no tengo nada que ver con cocodrilos ni bichos
de sangre fría. Por mi cultura, soy uno de esos llamados dragones chinos, es decir, de los que desfilan por las calles entre la multitud para celebrar el año nuevo y cosas por el estilo. Y por mis peculiaridades personales soy un dragón con cosquillas.
Alfredo Gómez Cerdá, Menguante , Edelvives.
1 labrada: esculpida, tallada, grabada;
2 regüeldo: eructo.
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1 ¿Por qué sienten temor los tres personajes en un principio?
2 ¿Qué surge del precipicio? ¿Cómo es?
3 ¿Por qué se excusa?
4 ¿Cómo es su actitud? Elige los adjetivos adecuados: cortés, soberbia, descarada, educada, elegante, hostil.
5 ¿Cómo es su manera de hablar?
Descubre su estructura
6 Indica los párrafos que se corresponden con los pasajes descriptivos, narrativo y dialogados del fragmento.
7 ¿Qué tipo de orden se sigue en la descripción?
Trabaja con las palabras
8 Busca en el diccionario las palabras bramido, rugido y aullido, y explica qué tienen en común en cuanto a su significado y qué es específico de cada una.
9 Escribe un sinónimo para cada una de las palabras siguientes del texto: acrecentar, sobreponerse, robustas, escalar, evidente, asemejarse.
10 Fíjate en la palabra sobreponerse y localiza en los párrafos segundo y tercero otras dos palabras que comienzan por sobre. Luego, con ayuda del diccionario, escribe otras cinco palabras que comiencen igual.
11 ¿Qué relación de significado hay entre estos adjetivos del texto: enorme, inmensa y gigantesco?
12 ¿Qué quiere decir que el dragón era «hasta un poco redicho»? Consulta la palabra en el diccionario si lo precisas.
Reflexiona sobre el texto
13 ¿Te parece que concuerdan el aspecto y la forma de ser del dragón de la lectura? ¿Se podría decir en este caso que «las apariencias engañan»? ¿Has vivido alguna situación en la que se podría aplicar esta expresión?
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